Vinos de Chile crea dos vicepresidencias para fortalecer estructura y mejorar ventas locales

La crisis económica de 2008 y el bajo tipo de cambio son sólo algunos de los factores que explican por qué la industria vitivinícola está tan lejos de su plan estratégico 2020, que busca posicionar a Chile como el productor número uno de vinos premium y llegar a ventas promedio de vino embotellado por 
US$ 3.000 millones anuales (el año pasado las ventas llegaron a US$ 1.400 millones).

Altos ejecutivos del sector señalan que el lento avance hacia esas meta también dice relación con la gestión de la asociación gremial Vinos de Chile, lo que explica la creación de dos vicepresidencias: una internacional, a cargo del presidente de Viña Montes, Aurelio Montes, y otra gremial, encabezada por el gerente general de Viña Casa Silva, Mario Pablo Silva.

“Se crearon expectativas exageradas”, asegura un alto ejecutivo de la industria sobre las metas a 2020, mientras que un empresario viñatero señala que estas metas significan “casi duplicar lo que existe hoy y eso se ve poco probable”. Esto debido a que “no ha habido suficiente expansión en los viñedos”, aseguró otro ejecutivo del sector.

En tanto, Wilfred Leigh, gerente general de Bethwines (brazo vitivinícola del grupo Bethia que controla las viñas Indómita y Santa Alicia), explica que la creación de estas vicepresidencias fue motivada por la “necesidad de tener dos áreas donde haya gente que tenga el tiempo y conocimientos para desarrollarlas de manera independiente”.

Según un comunicado del gremio, la nueva estructura permitirá, por una parte, apoyar la gestión de René Araneda como presidente del gremio por los próximos dos años, “además de ayudar a potenciar aún más los diferentes mercados y dar un rol más activo a los vicepresidentes en la conducción de los planes sectoriales, especialmente con miras a 2020, acelerando el cumplimiento de sus objetivos”. Según Araneda, la división responde además a la necesidad de ser más eficientes como industria y focalizar mejor los recursos, especialmente teniendo en cuenta el complejo escenario que viven los exportadores. “La figura de Aurelio, todo un referente del vino chileno en el exterior, permitirá dar mayor visibilidad a nuestra industria; así como la experiencia de Mario Pablo, la visión para concretar metas que como sector nos hemos propuesto”, señaló en el comunicado.

Desafío local


Y hay muchos desafíos. Leigh comentó que el consumo chileno de vino es el más bajo del mundo entre los países productores de este producto y “eso demuestra que hay mucho por hacer”. Según datos de la Organización Internacional de la Viña y el Vino (OIV), la producción nacional creció 45% entre 2008 y 2012; sin embargo, el consumo local se elevó sólo 15,7% en el mismo periodo.

Las cifras también indican que el consumo doméstico en 2012 llegó a 15,5 litros per cápita, cifra superada ampliamente por Argentina, que consumió 24,4 litros por persona, o Australia con 23,5 litros por individuo. De hecho Francia, el principal productor global tiene un consumo de 47,7 litros per cápita.

Deuda pendiente


“Apuntar a los vinos premium es la única vía para que Chile avance en su imagen como productor de clase mundial”, aseguró René Araneda en la inauguración de Vinexpo Bordeaux, la feria más importante del mundo del vino. Sin embargo, el posicionamiento de Chile en este segmento es una de las metas que en el sector ven aún lejanas. Sin bien las viñas locales han elevado la presencia de este producto en su oferta, obteniendo un mercado doméstico de 3,8 millones de litros en 2012 (cifras de Viña Concha y Toro), lo que significa un avance de 13,37% en comparación con 2011 y de 82,2% en los últimos cinco años (ver gráfico), en la industria señalan que el crecimiento de las ventas de vinos premium en el exterior no ha sido el esperado.

“Chile no tiene una mala posición afuera, pero seguimos igual que hace muchos años y vemos que Argentina, pese a sus dificultades, ha avanzado bastante”, aseguró un alto ejecutivo vitivinícola.